La elaboración de la cerveza artesanal puede ser un modo de aprendizaje y formación interesante en muchos aspectos. Así lo han concebido los alumnos del Instituto Tolosaldea del municipio guipuzcoano de Tolosa. En este centro educativo se imparte el Ciclo Formativo de Grado Superior en mantenimiento de instalaciones térmicas y fluidos. Desde hace dos cursos les surgió el reto de la cerveza.
“Entre los profesores y los alumnos tuvimos la idea de crear una instalación para la producción de cerveza artesana”, explica Iñigo Saizar, responsable del ciclo, y añade que “para que el proyecto tuviese encaje en nuestro ciclo necesitábamos que la instalación cumpliera con algunos mínimos como el control de temperaturas de fluidos, trasiego de los mismos, enfriamiento, conservación que, entre otras, forman parte de las capacidades formativas del ciclo”.
El objetivo de este reto es que los alumnos realicen una instalación para la elaboración de cerveza artesanal y controlar diferentes partes del proceso utilizando varios elementos de control industriales como es el caso de los caudalímetros, las sondas de temperatura o los arduinos. “Los alumnos tienen que diseñar toda la instalación, realizar todos los cálculos necesarios, el montaje y la puesta en marcha”, específica Saizar.
Este es el segundo curso que llevan a cabo este reto y la experiencia está siendo muy positiva porque constatan que “los alumnos en general tienden a trabajar mejor cuando durante el proceso de aprendizaje realizan o toman parte de la elaboración de un producto”. En un principio, la elaboración de la cerveza artesanal no era su principal preocupación, pero se han dado cuenta de la necesidad de mejorar la calidad del producto para mantener la motivación de los alumnos, “todavía estamos en fase de mejora y de realizar pequeñas modificaciones”.
El proyecto consiste en la elaboración de dos producciones por parte de los alumnos. En la primera parte, montan la instalación necesaria para la elaboración de la cerveza que relacionan con la fase de control de temperatura, trasiego y se hace la primera producción. En la segunda fase se plantea la necesidad de realizar un montaje en frío, y los alumnos diseñan y montan diferentes equipos frigoríficos tanto para la conservación como para enfriar el mosto. En esta última fase realizan la segunda producción.
La COVID-19, que ha tenido como consecuencia la anulación de las clases, no les ha afectado en la producción porque “lo realizamos con los alumnos de segundo curso del ciclo que terminan las clases a finales de febrero para empezar las practicas de empresa, la pandemia no nos ha causado ningún problema en este sentido”, admite el profesor.
Para poder tirar adelante este reto, el profesorado antes ha tenido que realizar formación específica en el Instituto de la Cerveza Artesana (ICA). Se desplazaron a Barcelona para realizar uno de los cursos, “ha sido un antes y un después, algunos de nosotros hemos descubierto muchas cosas sobre la elaboración de cerveza artesana y la importancia de entender el proceso para poder analizar y corregir las instalaciones de los alumnos”.
En este último curso han conseguido la complicidad de las instituciones y entidades públicas de la zona, y han participado del proyecto Agenda 21.
“Cada año dentro de este programa se escoge un tema relacionado con el medioambiente y la sostenibilidad, y este curso se ha desarrollado la temática de la economía circular basada en la reutilización de los alimentos y desechos orgánicos”, cuenta Saizar y añade que “hemos aprovechado el reto de la elaboración de la cerveza artesanal y hemos hecho servir pan viejo”.
Para ello han colaborado con cuatro centros educativos de la zona, Tolosaldea LHII liderando el proyecto, Don Bosco LHII, Inmakulada
lanbide ikastola, Peñascal coop. y Fraisoro eskola, por otro lado Tolosaldea Garatzen que es la agencia de desarrollo de la comarca, y dos empresas de la zona, la panadería Garia y la cervecera artesana Basabe.