De los cuatro ingredientes que forman la cerveza agua, malta, levadura y lúpulo, este último es uno de los más delicados. De hecho, cada variedad del lúpulo tiene un índice de almacenamiento introducido por la empresa envasadora, conocido también como Hop Store Index. Este índice lo que nos indica es el porcentaje de alfa ácidos que se perdería si almacenamos ese lúpulo durante 6 meses a una temperatura de 20.º. También los aceites que proporcionan el aroma se degradan en el tiempo y oxígeno, produciendo un olor que recuerda al queso.
En consecuencia, también tenéis que tener en cuenta un proveedor con un buen HSI, ya que esto hará incluso que podáis usar un lúpulo sin problema de un año a otro, siempre que lo conserves bien, tal como comentamos aquí abajo. Ejemplo: un HSI del 20 % significa que 6 meses después de la cosecha, el lúpulo posee teóricamente el 80 % de su potencial de amargor original.
Por muy bueno que sea el índice de almacenamiento, tenemos que tener en cuenta que el lúpulo tiene una serie de enemigos que son: la humedad, el oxígeno, la temperatura y la luz. ¿Qué debemos hacer para luchar contra estos enemigos? Conservar muy bien el lúpulo de la siguiente manera:
- En pellet tarda mucho más en oxidarse que en flor.
- En una bolsa opaca de aluminio, de manera que no puede entrar la luz.
- Envasarlo al vacío y, sobretodo, en bolsas bien selladas, para evitar el contacto con el oxígeno. Las bolsas Ziploc no son una buena opción porque no protegen bien del oxígeno.
- Guardar a la temperatura más baja que podamos. Guardarla en la nevera o en el congelador. En el caso de optar por esta última opción, tenemos que tener en cuenta que no podemos ir congelando y descongelando el lúpulo y que al añadirlo en cocción el frío nos puede parar el hervido, así que sacarlo un poco antes del uso.
- Siempre es mejor guardar poca cantidad en cada bolsa una vez abierto el envase principal.
¡Ojo!, a veces se venden sin vacío, en este caso tienen atmósfera protectora, es igual de válido, pero cerciórate que es así, y no que en realidad perdió el vacío