Estos días, la vida rural y la vida urbana, polos totalmente opuestos, han empezado a encontrar puntos en común. Calles prácticamente vacías, comercios cerrados, coches sin circular y un aire que ha cogido un poco de respiro. Factores que determinan normalmente panoramas rurales, hoy se han convertido también en adjetivos que describen la realidad de grandes ciudades, aunque los bloques de hormigón no se pueden substituir por la infinita naturaleza.
En la mal llamada España vacía han visto durante años cómo la despoblación les ha afectado en todos los sentidos pero el olvido de las instituciones y de la sociedad, en general, ha sido aún peor. A pesar de todo, su gente no se ha rendido y siguen, día a día, alzando la voz. A nivel económico han tenido que reinventarse constantemente para buscar alternativas que les ayuden a sobrevivir y a no caer en el “trampa” de la centralización.
Un ejemplo es Pirineos Bier, una microcervecería situada en el Valle de Hecho, en la provincia de Huesca. Su fundador y propietario, Fernando Borruel, nos explica que en su zona “no nos está afectando directamente la enfermedad, en el Pirineo en general está bastante controlada, salvo algún punto”. Aunque el Coronavirus no les esté atacando a nivel de salud en el aspecto económico es exactamente lo contrario “el bajón de ventas ha sido casi total, nosotros nos nutrimos principalmente del turismo”, dice Borruel que estos días aprovechan para hacer algún cambio en la fábrica.
Pirineos Bier se fundó en el 2011 con el montaje de la fábrica y posteriormente, en el 2012, sus cervezas empezaron a circular. “Al ser la primera cervecería artesanal en Aragón era un producto totalmente desconocido sobretodo en el Pirineo, tuvimos que picar mucha piedra y explicar a bares y restaurantes cómo elaborábamos el producto, con qué materias y todo el proceso” comenta su propietario.
Si bien es cierto que tuvieron que hacer mucha pedagogía en la zona “afortunadamente el producto cuajó muy bien, sobretodo en el primer verano del 2012, que tuvo muy buena aceptación por parte de los establecimientos porque el turista cuando llegaba se encontraba con una cerveza artesana hecha en el pirineo aragonés” y Borruel aprovecha este magazine “para agradecer a bares, restaurantes y tiendas ese primer apoyo e impulso que nos dieron para poder continuar”.
Ya han pasado más de 8 años des su apertura. Empezaron con dos estilos de cerveza y en esto momentos tiene siete referencias distintas en el mercado: una blonde, una pale ale, una de trigo, una irish rade, una stout y una IPA. Uno de los valores en sus cervezas es la calidad del agua de su manantial en el proceso de elaboración, de esa manera pueden ofrecer un producto único. El Valle de Hecho está situado junto a la extraordinaria Selva de Oza.
Alertan que al vivir en esta zona “necesitamos del turismo que viene, la prueba y se la lleva de regalo o para el consumo propio”. También disponen de una tienda online que les permite poder llagar a otros consumidores que la quieren probar por primera vez o quieren volver a repetir.
Antes de terminar este reportaje, Fernando ha querido despedirse de todos los lectores y lo hace en la fabla propia del Valle de Hecho, una rama de la aragonesa, que utilizan cotidianamente:
“Dimpués de esta charrada me vo a despedir en cheso que ye la fabla que charramos en la Val D’Hecho. Si pasaz por lo Pirineo de Huesca vos trovarez con la biera Pirineos Bier en casi todos los lugars que visitez. Nos faría goyo que la catasez, pos dimpués d’este baxón toda la aduya será güeña. Prexino que vos aganará lo brevallo que femos”